Richard Dawkins |
Este Peregrino tiene una relación peculiar con la muerte. Cuando termine la función, no quiero velatorios, tanatorios, flores ni nada de lo que alimenta el negocio de la muerte. Sólo que me incineren, y adiós muy buenas.
Pero si amigos o quien sea quieren recordarme y despedirme, que lo hagan entre ellos y cuando todo haya terminado (molaría que lo hicieran con un banquete y quemando un drakkar, pero me temo que no será posible.) Simplemente les pediré antes de abandonar el teatro de la vida que lean estas inspiradas palabras de Richard Dawkins:
Vamos a morir. Y eso nos convierte en los afortunados. La mayoría de la gente no morirá nunca, porque no van a nacer nunca.
La gente que potencialmente podría haber estado aquí en mi lugar, pero que de hecho nunca verán la luz del día, supera con creces el número de granos de arena del Sahara.
Sin duda entre esos espíritus no nacidos hay poetas más grandes que Keats, científicos más grandes que Newton… Sabemos esto porque el conjunto de personas posibles que permite nuestro ADN, supera masivamente al conjunto de personas que existen.
A pesar de esta abrumadora pequeña posibilidad, somos tú y yo, en nuestra normalidad, los que estamos aquí.
Nosotros, los pocos privilegiados que ganamos la lotería de nacer contra todo pronóstico, ¿Cómo osamos lloriquear por nuestro inevitable regreso a ese estado previo del que la inmensa mayoría jamás escapó?
La gente que potencialmente podría haber estado aquí en mi lugar, pero que de hecho nunca verán la luz del día, supera con creces el número de granos de arena del Sahara.
Sin duda entre esos espíritus no nacidos hay poetas más grandes que Keats, científicos más grandes que Newton… Sabemos esto porque el conjunto de personas posibles que permite nuestro ADN, supera masivamente al conjunto de personas que existen.
A pesar de esta abrumadora pequeña posibilidad, somos tú y yo, en nuestra normalidad, los que estamos aquí.
Nosotros, los pocos privilegiados que ganamos la lotería de nacer contra todo pronóstico, ¿Cómo osamos lloriquear por nuestro inevitable regreso a ese estado previo del que la inmensa mayoría jamás escapó?
Es curioso como abordamos (o no abordamos, más exactamente) el tema de la muerte en Occidente. Si hablas de ello te tildan de cenizo, de lúgubre, de pájaro de mal agüero. Y eso que estamos en una civilización que supuestamente cree (o finge creer) que al morir vas a un sitio mejor... entonces ¿a qué tanto llanto, tanto ocultamiento, tanto tabú?
En fin, que me enrollo y el único motivo de esta entrada eran las palabras de Dawkins. Debo tener dactilorrea.
P.S.: Las palabras de Dawkins provienen de una conferencia, y son una leve variación del comienzo del libro "Destejiendo el arco iris" (©Richard Dawkins)