A
salvo abrigado invulnerable en la oscuridad roja y el latido poderoso y
rítmico. La expulsión del paraíso (la única verdadera) la inconsciente
felicidad de la infancia donde la muerte no existe. El dolor placentero y dulce
de la adolescencia el entrar a tropezones y codazos en eso que dan en llamar
madurez con retazos de sueños en el alma. Y seguir y seguir y seguir con Ella
esperándonos pero con los sueños a cuestas el corazón batiendo y lágrimas en
los ojos.
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