El Rey Fingolfin se enfrenta a Morgoth |
Con el inminente estreno de "El hobbit" ando tolkieniano perdido y me apetece contar una escena de su libro menos conocido a nivel masivo, el más difícil de leer, puesto que el viejo y querido Tolkien lo concibió como una saga: para ser oído, no leído. Es, naturalmente, "El Silmarillion". En él se cuenta la creación del mundo y la Primera Edad de la Tierra Media. Obviamente no voy a hacer un resumen del libro, pero voy a contar una pequeña historia.
Tras crear el mundo, Eru Ilúvatar siente que es hermoso, pero está vacío. Junto a él, fuera del mundo, existen unos, llamémosle espíritus, de dos jerarquías: los más poderosos son los Valar, y luego los Maiar. Algunos de éstos descienden a la Tierra y la embellecen y perfeccionan, estableciéndose en la región llamada Valinor (lo que luego se conocería como las Tierras Imperecederas), pero hay uno (siempre hay algún desgraciado) que empieza a corromperse por el deseo del poder y del dominio: quiere Arda (éste es el nombre de la Tierra) para sí mismo: es Morgoth Bauglir, el primer Señor Oscuro, de quien Sauron, el terrible personaje de la época de El Señor de los Anillos no es más que un mero siervo. Ocurren muchas cosas, pero la que nos importa es ésto: para poblar el resto de Arda, Ilúvatar crea a los Elfos, los Primeros Nacidos.
Los Elfos de Tolkien son criaturas de una belleza e inteligencia sobrehumanas, amantes de las estrellas, la música y la poesía... e inmortales. Pueden ser asesinados, pero no padecen enfermedad alguna. Los primeros Elfos vivían en paz junto a los Valar. Pero, entre varios sucesos, ocurre el que nos ocupa: Morgoth se acerca a los más nobles de entre los Elfos y comienza a envenenar sus mentes, diciéndoles que los Valar los retienen en Valinor por temor a que los Elfos, en libertad en la Tierra Media más allá del mar, los eclipsaran con sus logros. Y ocurre la desgracia: el más grande de los Noldor (la Casa más alta de los Elfos), llamado Fëanor, le presta oídos, y junto a sus parientes y otros Noldor, seres orgullosos y altaneros, se dedica a la fabricación de armas, y finalmente proclama que se irá de Valinor, que los Elfos merecen reinos propios.
Los Valar intentan disuadirlo, pero sus consejos no hacen más que reforzar la creencia de que quieren impedirles partir, y ocurre algo espantoso, inédito hasta ahora en Arda: los Noldor se dirigen a sus hermanos que viven a orillas del Mar, los elfos Teleri, y les piden que se unan a ellos, o al menos que les faciliten barcos para cruzar hasta la Tierra Media. Los Teleri no deseaban en modo alguno abandonar Valinor ni contrariar los deseos de los Valar, por lo que se niegan, y entonces ocurre la primera matanza entre hermanos, y la sangre de los Teleri mancilla la Tierra de Valinor.
Los Elfos llegan a la Tierra Media |
Y aquí llegamos al meollo de esta enrevesada nota: al hacerse a la mar, una furiosa tempestad hundió muchos de los barcos, así que debieron empezar una larga y penosa marcha hacia el norte, el único punto en que las Tierras Imperecederas se unían a la Tierra Media. Y cuando llegaron finalmente allí apareció Mandos, un Valar llamado "el Juez" y pronunció la terrible Maldición de Mandos, unas palabras de resonancias bíblicas: parece en verdad una de las admoniciones del terrible y celoso Yahvé del Antiguo Testamento. Pero sea cual fuere la inspiración de Tolkien, son palabras difíciles de olvidar para los que amamos al Silmarillion:
Sobre la Casa de Fëanor la cólera de los Valar cae desde el Occidente hasta el extremo Oriente, y sobre todos los que los sigan caerá del mismo modo.
El juramento los impulsará, pero también los traicionará, y aún llegará a arrebatarles los mismos tesoros que han jurado perseguir.
A mal fin llegará todo lo que empiecen bien; y esto acontecerá por la traición del hermano al hermano, y por el temor a la traición. Serán para siempre los Desposeídos.
Habéis vertido la sangre de vuestros parientes con injusticia y habéis manchado la tierra de Aman. Por la sangre devolveréis sangre y más allá de Aman moraréis a la sombra de la Muerte. Porque aunque Eru os destinó a no morir en Eä, y ninguna enfermedad puede alcanzaros, podéis ser asesinados, y asesinados seréis: por espada y por tormento y por dolor; y vuestro espíritu sin morada se presentará entonces ante Mandos.
Allí moraréis durante un tiempo muy largo, y añoraréis vuestro cuerpo, y encontraréis escasa piedad, aunque todos los que habéis asesinado rueguen por vosotros. Y a aquellos que resistan en la Tierra Media y no comparezcan ante Mandos, el mundo los fatigará como si los agobiara un gran peso, y serán como sombras de arrepentimiento antes que aparezca la raza más joven.
Los Valar han hablado.
Lógicamente, al oír esto algunos volvieron, y pidieron y obtuvieron el perdón de los Valar. He abreviado mucho la historia (omitiendo, por ejemplo, la cuestión de los Silmarils, unas joyas sagradas creadas por los Noldor y robadas por Morgoth) Es el Silmarillion un libro arduo (ya veis, simplemente en esta breve nota, la cantidad de nombres propios que hay), pero contiene algunas de las más hermosas historias salidas de la pluma de Tolkien. Y podemos, tras leerlo, entender cabalmente, muchas de las cosas que suceden en El Señor de los Anillos, como la larga enemistad entre Elfos y Enanos y la tristeza de los Elfos. Vamos, que os lo recomiendo. Y a los tolkiendilis, decirles que, salvo la maldición en sí, esto ha sido redactado como siempre, a la primera que sale, y que no he querido recargar con más nombres la nota (no aporta nada, por ejemplo, saber que el verdadero nombre de Morgoth es Melkor). En fin, si a alguien le pica el gusanillo por leer (o releer) el Silmarillion, me daré por más que satisfecho.