Quienes me conocen un poco saben de mi desmedida afición a los libros y la lectura. Soy un lector compulsivo, sea en el hermoso libro de papel de siempre o en el formato Ebook, que no me termina de gustar porque no pueden doblarse las esquinas de las páginas ni subrayar (bueno, en el tablet sí, pero no es lo mismo que hacerlo con un lápiz). Pero... lo confieso, hay libros que no pude con ellos. Lo intenté, lo juro. El Maestro Borges comentó: "Soy un lector hedónico: jamás consentí que mi sentimiento del deber interviniera en afición tan personal como la adquisición de libros, ni probé fortuna dos veces con autor intratable, eludiendo un libro anterior con un libro nuevo..." Personalmente cada vez comprendo más al viejo cascarrabias, pero lo he intentado. Y lo siento, pero no, no funciona. Así pues, fortaleceré mi merecida fama de inculto mencionando algunos de los libros con los que no pude. Algunos son considerados obras maestras de la literatura universal, pero no he podido con ellos. Qué se le va a hacer, como decía mi abuelita "de donde no hay, no se puede sacar".
- El Quijote. Lo sé, y por algo no digo nada acerca de dónde vivo: puede que hordas de literatos y españolistas me esperen con horcas y antorchas para lincharme. Pues lo siento, es un peñazo, un ladrillo infumable. Y no es porque sea un libro "viejo" (horror), puesto que me he tragado, por ejemplo, el de rerum natura o la Ilíada sin pestañear. Pero éste, simplemente, me parece malo.
- Finnegan's Wake: Ya, decir que disfrutaste con este incalificable libro es el súmmum de lo fashion y lo hintelectual. Woody Allen afirma haberlo leído en la montaña rusa de Coney Island. Pues yo lo encontré absurdo, incomprensible y aburrido. Será que no soy un esteta de gustos refinados ni miembro de la avant garde.
- Himmler. La biografía de este carnicero nauseabundo daba para mucho. Para muchísimo. Aunque no sea tan célebre como su amo, es una de las figuras clave del siglo XX. Pues bien, el señor Padfield se las ingenia para escribir un tocho donde alternativamente nos informa de hechos intrascendentes y elabora análisis psicológicos de andar por casa. Tengo una jodida biblioteca sobre la II guerra mundial, y éste es el peor libro sobre el tema.
- Summa Theologiae. Sí, en mis años mozos tenía más paciencia con estas zarandajas y me zampé la magna (jejeje) obra del Aquinense. Joder, vaya tedio, no por el tema, absurdo de por sí (he leído bastante literatura fantástica) sino por el hecho de que Tomasito razona como una cacerola y sus argumentos -por llamarlos de alguna manera- son tan obtusos y tan fácilmente desmontables que producen un aburrimiento inenarrable. Ya no tengo paciencia para perder mi tiempo con estas lecturas, y es algo que agradezco: prefiero emplear mi tiempo en lecturas más provechosas.
- Mahābhārata. En cierta época se me dio por profundizar en la cultura de la India (la fascinante cultura de la India) y me hice con varios textos fundamentales, como partes de los Vedas, Upanishads, etc. Muchos son fascinantes pero éste... me derrotó por completo. Traté de terminarlo, tratando de convencerme de que era una obra capital... pero no hubo manera. Y eso que a lo largo de los años fui leyendo literatura sacra india sin mayores problemas, pero en este caso el resultado fue Viasa 1 - Peregrino 0.
- El pintor de batallas. Reverte me resultó entretenido en algunas de sus entregas de Alatriste (las últimas, un bodrio) y muy bueno en su libro sobre la guerra de los Balcanes, "Territorio Comanche". Pero nada más, ningún otro libro suyo me ha gustado. Y éste en especial es tedioso hasta la exasperación. No lo terminé.
- Hannibal, el origen del mal. Me confieso devoto del inquietante Dr. Hannibal Lecter. La trilogía original me gustó y mucho. Pero Thomas Harris quiso rizar el rizo y se sacó de la manga este bodrio infumable donde al bueno de Lecter sólo le falta volar y tener visión de rayos X. Tremendo peñazo, donde el autor se permite hasta incluir onomatopeyas para "realzar" una escena. Inenarrable.
- Genealogía de la moral. Conste que simpatizo con el bueno de Federico, su filosofía a martillazos y sus mitos, aunque descrea de ellos. Disfruté enormemente con "El Anticristo" o con "Así habló Zarathustra". Pero este libro... ay... no se porqué, se me trabó y no hubo manera de enfrentarme a él. Lo terminé por obstinado, pero merece su lugar en esta breve relación de peñazos.