Confieso (mea culpa) que conocí a este insigne escritor americano recién cuando uno de sus duros libros fue llevado al cine, concretamente esa brutal y sucinta joya titulada "The road", uno de los escasos relatos postapocalípticos que realmente me estremeció. La biografía de Cormac abunda en lagunas, pero sinceramente me importa un pimiento si nació en una cabaña o sus cambios de domicilio... este digno representante de la mejor tradición de la gran literatura norteamericana habla por sus obras, y de ellas es de las que quiero decir dos palabras.
Cormac McCarthy |
Todos los libros suyos que he leído (y releído) si bien son de temas disímiles, comparten algo: el tono. Son páginas sombrías, desasosegantes, nos pinta un paisaje, geográfico y humano devastado, arrasado, los detritos de la sociedad que hemos creado, desde la miseria moral y material de "Suttree" hasta la devastación y abyección absolutas de "The road", pasando por la violencia descontrolada de "No es país para viejos" y la desolación de la "Trilogía de la frontera". McCarthy no toma prisioneros ni hace concesiones, coge la podredumbre del mundo, obra su alquimia literaria y nos la refriega en la cara... nunca un libro suyo me ha dejado indiferente. Obviamente estas opiniones son totalmente subjetivas, pero quien guste de la literatura light haría bien en abstenerse de la prosa inmisericorde y a veces brutal de este escritor, de quien siempre he dicho que escribe a puñetazos.
Además del clima y los ambientes, merece mención aparte su estilo, de frases cortas y secas y sus diálogos con réplicas y contrarréplicas como disparos, aunque a veces recurre a artificios como charlas morosas y arrastradas, en consonancia con los personajes, que o tienen poco que decir, o no tienen capacidad para un discurso elaborado, reforzando así el retrato psicológico.
En fin, no soy crítico literario (¡por suerte!), así, estas breves líneas sólo tienen como objetivo homenajear a un autor que me ha dado grandes momentos, y si algún lector de este Peregrino se decide a probar el sabor único de Cormac gracias a estas pobres líneas, estaré más que satisfecho.
Fotograma de "The road" |