Mis épocas históricas favoritas



Vaya a modo de advertencia que el que me guste aprender sobre estas épocas no quiere decir que me gustaría vivir en ellas: seguramente en Roma sería un esclavo o un legionario con más cicatrices que un mapa, en la Edad Media un siervo de la gleba o en la India un Dalit. Pero dado que el tiempo es limitado, y estoy más cerca de la tumba que de la cuna, hay que escoger, y aún así terminas sabiendo casi nada acerca de casi todo. En fin, ahí va esta sucinta lista, que obviamente no le interesa a nadie lo más mínimo, pero hoy tengo los dedos inquietos (por el teclado, digo).

  • Los orígenes: vale, no es Historia, es Prehistoria, pero me vale igual. La paleoantropología, nuestros ancestros prehumanos y humanos en el este de África (y en el sur) me fascina.
  • Egipto: Una cultura que me impresiona mucho, a pesar de ser un completo ignaro acerca de ella: sé cuatro cosas básicas, pero esa filosofía vital tanatocéntica me llama mucho la atención.
  • Roma: Mi gran amor. Confieso que no tanto el período republicano ni su caída, sino el auge del Imperio. Mi pasión por este período me llevó a hacer disparates como comprar camisetas alusivas al tema, numismática y hasta una réplica de un gladius hispaniensis.
  • Edad Media: Un período espantoso (desde mi punto de vista), pero el siglo XIII sobre todo, con la iglesia comenzando a hacerse pedazos es interesante. Y la arquitectura de la época me chifla.
  • Pueblos escandinavos: Los Wykings y sus andanzas me fascinan. No eran sólo una panda de brutos salvajes, sino que tenían unas mitologías y una literatura más que interesantes. Mi interés por ellos se debe a Borges (cómo no)
  • Renacimiento: Vaya pandilla. Entre Borgias, Médicis y demás amiguetes, es una época de lo más entretenida.
  • La Inglaterra victoriana: Aquí me centro en el afán explorador (Burton, Speke & cía), y entronca con una gran pasión, la India.
  • India: como su historia (al igual que la china) es inabarcable, lo que he leído se centra sobre todo en el período de Gandhāra y en la figura de Ashoka. Por lo demás, su religión (o los centenares de ellas) son fascinantes.
  • Japón: Otro país de historia intrincada, con sus Shogunes & cía. Al igual que en el caso indio, me gustan mucho sus pensamientos filosófico-religiosos, aunque obviamente no crea en ellos.
  • Irlanda: Aquí me centro en dos períodos: su antigüedad (y sus mitos y folklore) y su lucha -inacabada- por la independencia de los brits. La época del Easter Rising y la Guerra Tan son mis favoritas, aunque no he perdido de vista luchas posteriores.
  • Historia bélica: La guerra es horrible, y como muchas cosas horribles ejerce una perversa fascinación. No me atraen todos los períodos, pero he leído mucho (demasiado) sobre las Legiones Romanas, los Tercios de Flandes, el Óglaigh naHéireann, la guerra de Vietnam, Afganistán, la segunda guerra del Golfo y las guerras de los Seis Días y Yom Kippur. Pero desde luego (mi primer libro sobre el tema lo leí de crío) lo que me conozco de cabo a rabo es el bárbaro abismo -Tolkien dixit- de la Segunda Guerra mundial (WWII para los amigos). Creo que nunca la humanidad alcanzó una sima tan profunda de bestialidad inhumana (o humana, demasiado humana, que diría el Bigotes). Desde el ascenso de la Bestia hasta su miserable final, son centenares de libros que he devorado sobre el tema, tanto en su vertiente puramente militar como en la ideología nazi y particularmente en la bestialidad de la Shoá.

En fin, seguro que me dejo algo en el tintero, pero como ya digo, por el dichoso tiempo, toca siempre escoger. Ahora ando con otros temas, pero siempre vuelvo a mis viejos libros de Historia. Por algo será.

Roma, el Caput Mundi