Excerpta

librosOs he pillado con el título de esta entrada, ¿eh?. A veces se me pone una palabra en la cabeza, y no hay manera de sacarla de ahí. Confieso que la que tenía en mente era excerpto, pero la RAE me recordó amablemente que dicha palabra termina en A. En fin, he aquí una excerpta, colección, recopilación o extracto de algunos fragmentos de libros que me encantan, la banda sonora -permitidme la metáfora- de mi relación de amor con los libros.

Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles; cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves —cumplíase la voluntad de Zeus—desde que se separaron disputando el Atrida, rey de hombres, y el divino Aquiles.
Ilíada, Homero

¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia?
¿Hasta cuándo esta locura tuya seguirá riéndose de nosotros?
¿Cuándo acabará esta desenfrenada audacia tuya?
Marcus Tullius Cicero, Primera Catilinaria

La Galia está dividida en tres partes: una que habitan los belgas, otra los aquitanos, la tercera los que en su lengua se llaman celtas y en la nuestra galos.
Gaius Iulius Caesar, La guerra de las Galias

-Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida, Beatriz perdida para siempre, soy yo, soy Borges.
Jorge Luis Borges, El Aleph

Hace frío en el scriptorium, me duele el pulgar. Dejo este texto, no sé para quién, este texto, que ya no sé de qué habla: stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus.
Umberto Eco, El nombre de la rosa

Bien, aquí, queridos amigos, a la orilla del Mar, termina por fin nuestra comunidad en la Tierra Media. ¡Id en paz! No os diré: no lloréis; porque no todas las lágrimas son malas.
John Ronald Reuel Tolkien, El Señor de los Anillos

Y nueve años después, en Madrid, de pie ante el cuadro pintado por Diego Velázquez, me parecía de nuevo escuchar el tambor mientras veía moverse despacio, entre los fuertes y trincheras humeantes en la distancia, frente a Breda, los viejos escuadrones impasibles, las picas y las banderas de la que fue última y mejor infantería del mundo: españoles odiados, crueles, arrogantes, sólo disciplinados bajo el fuego, que todo lo sufrían en cualquier asalto, pero no sufrían que les hablaran alto.
Arturo Pérez Reverte, El sol de Breda

¿Con qué martillo? ¿Con qué cadena? ¿En qué horno se ha fundido tu cerebro? ¿Con qué yunque? ¿A qué temible garra sus atroces angustias le impulsaron a sujetarse?
William Blake, El tigre

No hay en el mundo fortuna mayor, creo, que la incapacidad de la mente humana para relacionar entre sí todo lo que hay en ella. Vivimos en una isla de plácida ignorancia, rodeados por los negros mares de lo infinito, y no es nuestro destino emprender largos viajes. Las ciencias, que siguen sus caminos propios, no han causado mucho daño hasta ahora; pero algún día la unión de esos disociados conocimientos nos abrirá a la realidad, y a la endeble posición que en ella ocupamos, perspectivas tan terribles que enloqueceremos ante la revelación, o huiremos de esa funesta luz, refugiándonos en la seguridad y la paz de una nueva edad de las tinieblas.
Howard Phillips Lovecraft, La llamada de Cthulhu

En las ventanas o en los umbrales de las sinagogas y escuelas religiosas de la calle de los Judíos, los viejos de luengas barbas contemplaban el desfile. Durante tres mil años, sus antepasados habían visto partir a muchos otros ocupantes: asirios, babilonios, persas, romanos, cruzados, árabes y turcos. Hoy les tocaba el turno, a los militares británicos, de abandonar aquellas murallas tras un triste reinado de treinta años.
Dominique Lapierra y Larry Collins, ¡Oh, Jerusalén!

Las bombas siempre levantan polvo y luego te lo dejan por encima cuando estas muerto, porque ya no se preocupa nadie de sacudírtelo. Las bombas levantan polvo y gravilla y metralla, y luego te matan y te quedas como aquel soldado croata, más solo que la una, en la cuneta de la carretera, junto al puente de Bijelo Polje.
Arturo Pérez Reverte, Territorio Comanche

Quienes habían comenzado este experimento, hacía tanto tiempo, no habían sido hombres... ni siquiera remotamente humanos. Pero eran de carne y sangre, y cuando tendían la vista hacia las profundidades del espacio, habían sentido temor, admiración y soledad. Tan pronto como poseyeron el poder, emprendieron el camino a las estrellas. En sus exploraciones, encontraron vida en diversas formas, y contemplaron los efectos de la evolución en mil mundos. Vieron cuán a menudo titilaban y morían en la noche cósmica las primeras chispas débiles de la inteligencia. Y debido a que en toda la Galaxia no habían encontrado nada más precioso que la mente, alentaron por doquier su amanecer. Se convirtieron en granjeros en los campos de las estrellas; sembraron, y a veces cosecharon.
Arthur C. Clarke, 2001, una odisea espacial

Entonces, Clemenza se dirigió a Michael llamándole Don. Kay vio que Michael recibía el homenaje de aquellos hombres. Y se acordó de las estatuas de los emperadores romanos, quienes, por derecho divino, eran dueños de la vida y de la muerte de sus subditos.
Mario Puzo, El Padrino

Siempre que afloran los prejuicios étnicos o nacionales, en tiempos de escasez, cuando se desafía a la autoestima o vigor nacional, cuando sufrimos por nuestro insignificante papel y significado cósmico o cuando hierve el fanatismo a nuestro alrededor, los hábitos de
pensamiento familiares de épocas antiguas toman el control. La llama de la vela parpadea. Tiembla su pequeña fuente de luz. Aumenta la oscuridad. Los demonios empiezan a agitarse.
Carl Sagan, El mundo y sus demonios

Podría seguir así toda la mañana, ya que tantos años de lectura dejan tu cabeza poblada de frases memorables y fragmentos que propician la reflexión o simplemente te emocionan o divierten. Tú que me lees tendrás los tuyos, esas palabras que contribuyen a forjar y enriquecer el alma. Palabras, sólo palabras, pero qué fuertes y necesarias. Si poderoso caballero es Don Dinero, poderosa dama es Doña Literatura. Sea para elevar mi espíritu o para divertirme, siempre está allí... cuando necesito desconectar, allí están los fieles amigos esperando cobrar vida, "porque es historia de libros, no de miserias cotidianas" que diría el gran Eco. Así que os dejo, que necesito cavilar cual de ellos me acompañará esta noche.