James Randi |
Les voy a contar una historia que a primera vista puede mover a hilaridad, pero que bien pensada es aterradora. Corría el año 1988 del siglo XX, y los diarios, revistas y televisiones australianos comenzaron a recibir una avalancha de comunicados de todo tipo: Llegaba CARLOS. Un espíritu personificado, un Maestro Ascendido (sea lo que fuere que signifique semejante expresión). José Luis Álvarez, un joven artista de prestigio en Estados Unidos era poseído por una entidad llamada Carlos (¡¡!!). Era un prodigio, la octava maravilla, hasta "un crítico escéptico" avalaba su veracidad.
Su historia era digna de Expediente X: tras sufrir un accidente de moto, José Luis empezó a cambiar. Los psiquiatras estaban desconcertados, hasta que uno descubrió la verdad: José "canalizaba" una entidad llamada Carlos de dos mil años de antigüedad. En la nota de prensa de su aparición australiana se lo veía entrar entre multitudes a un teatro de Broadway, una entrevista con la cadena WOOP de Nueva York y un artículo de un diario de Florida. A su llegada a Sydney, ocupó la suite presidencial de un gran hotel y se movió en limusina blanca. Iba vestido con una túnica blanca y un gran medallón. Desde el primer día se vio asediado por fotógrafos y reporteros. Durante un reportaje televisivo en el cual el anfitrión se mostró escéptico, su manager le arrojó un vaso de agua a la cara y se fueron, lo cual provocó aún más revuelo: se habló de ello durante días.
Finalmente llegó el gran día de la actuación de José Luis/Carlos en la Casa de la Ópera. El público, ante las "revelaciones" de Carlos salió extasiado y maravillado. Muchos lloraban. El domingo siguiente, el programa de gran audiencia "Sixty minutes" reveló el pastel: todo había sido un engaño, realizado por el gran maestro del arte de desenmascarar brujos, médiums, ufólogos y demás papanatas y estafadores de lo paranormal: James Randi. Resultó que José Luis Álvarez no tenía ninguna experiencia en el tema. No era actor. Recitaba sus parlamentos repitiendo lo que Randi le decía através de un transmisor como los de uso común en la TV. El numerito de arrojarle agua al presentador fue simplemente para atraer más la atención. Los mass media se mostraron indignados, pero Randi enumeró muchos hechos incómodos: ninguno de ellos había verificado que "Carlos" hubiera estado en las ciudades en las que afirmaba haber actuado, no existe ninguna emisora de NY llamada "WOOP", su aparición en un teatro fue escenificada.
El sueño de la razón produce mosntruos, de Goya |
Medios que presumen de "serios" reprodujeron completas imbecilidades acerca de "cristales de la Atlántida" que vendería a altísimos precios este personaje ya que "contienen energía casi pura" (nótese el disparate), y hasta sus lágrimas estaban a la venta...
Hasta aquí la historia. Podría parecer una de tantas, estando como estamos acostumbrados a charlatanes, pitonisas, farsantes en contacto con los muertos, quintos milenios y demás muestras de imbecilidad supina. Carl Sagan, en su espléndido libro "El mundo y sus demonios", de donde saqué la historia, nos alertaba ya en 1995 de que las deficiencias educativas nos traerían a este punto, en el que nuestra falta de adiestramiento en el pensamiento crítico-escéptico nos haría tragar cualquier cosa. Como freakie de Internet veo cada día cosas que ponen los pelos de punta, no ya a nivel paranormal, sino incluso que insultan la inteligencia: que el día tal la Luna se verá al doble de su tamaño, que por la conjunción de nosequé Marte se verá del tamaño de la Luna... ya no se trata de saber mecánica orbital, sino meramente de sentido común, y de no dar por buena cualquier basura que veamos publicada. Para terminar esta entrada que ya se me hace demasiado larga, diré que muchos de los australianos que vieron a Carlos proclamaron que seguían "creyendo en él", y que su desenmascaramiento era en realidad una maniobra de oscuras instituciones que querían ocultar "La Verdad" al público. ¿Toda esta gente (y los que creen en conspiraciones y temas paranormales) son estúpidos? No lo creo. Simplemente, no se les educó en el pensamiento crítico. No aprendieron a cuestionarlo todo, a no creer una afirmación porque alguien "prestigioso" lo dice, que no todo lo publicado (y menos en Internet) tiene el mismo valor.
Al Peregrino Gris le gusta el romanticismo como al que más, pero en su terreno. En cambio, no me gustan los farsantes ni los embusteros. El sueño de la razón produce monstruos, dijo aquél, y vaya si era cierto.